«No hay mundo sin equilibrio. Aunque nadie piensa ya en la carga de quienes sostienen tal equilibrio.»
-Anónimo. Crónicas de Tamrad.
De todas las regiones de Tayrmund, sin lugar a dudas la más curiosa de todas es la isla de Tamrad. Se suele decir que nada ocurre por casualidad y en este caso, da la casualidad de que justo en medio de los dos grandes Imperios hay una isla, nada pequeña cabe recalcar pero perfectamente situada geográficamente. Es indiscutiblemente, el puente entre Norte y Sur.
No obstante, la prosperidad y entendimiento actuales en Tamrad no son fruto del azar. No siempre fue un lugar de concordia, intercambio y paz, la isla ha sufrido muchísimos cambios que la han llevado a su presente estabilidad tanto política, como social.
Durante el “eterno” conflicto entre el Águila de Plata y la Reina Araña, esta isla se vio asolada por multitud de batallas, enfrentamientos, ocupaciones, tiranías… Era un lugar estratégico a conquistar por ambas partes y aunque en ocasiones estuvo en manos norteñas, otras tantas lo estuvo en sureñas. Sin embargo, nada es realmente eterno y aunque los hermanos siguen sin soportarse, ambos fueron conscientes de que en algún punto debían parar, llegar a un entendimiento por difícil que pudiera parecer.
Así pues, cien años ha de aquel tratado de neutralidad, cien años desde que el Águila y la Araña decidieron dar una tregua a Tayrmund y cómo no, a Tamrad. No podían simplemente repartirse la isla, eso la dividiría y traería consigo futuros conflictos internos que no estaban dispuestos a afrontar. Acordaron un cierto poder igualitario entre ambos frentes, Aeneas y Dionne enviarían dos familias nobles respectivamente para controlar políticamente la isla.
Cada familia tendría sus tierras, cobrarían impuestos, velarían por la seguridad de sus gentes y cuidarían en todo momento salvaguardar la neutralidad en sus respectivos territorios. Norte y Sur debían ser bienvenidos hasta en el último rincón de Tamrad y convivir de la manera más llevadera posible incluso después de tanto tiempo en guerra.
Quedó por tanto instaurada lo que se conoce a día de hoy como “La Regencia de Tamrad”, una asamblea de poder y toma de decisiones conformada por representantes de cada una de esas cuatro Casas. Los Alistel y Naeris en representación del Águila de Plata y los Sheikh y Zhang por el lado de la Reina Araña.
Sin embargo, aunque durante casi cien años la Regencia no ha sufrido cambios y parecía funcionar bien, a medida que pasaba el tiempo, las diferencias norte y sur seguían presentes, en ocasiones las asambleas se hacían eternas y llegar a un punto en común que contentase a una “mayoría” real se convertía en algo tedioso. Es por ello que, ambos Emperadores toman la decisión de añadir a la Regencia una Quinta Casa, algo nacido de la propia neutralidad de la isla, que no basase su poder en las tierras o títulos, cuya mentalidad no atendiese a intereses del norte o el sur, guiada por lo que poco a poco se ha ido ganando un hueco de poder entre sus gentes; el comercio y el dinero.
De este modo, abarcaban todos los frentes y el problema a la hora de tomar ciertas decisiones no se alargaba en el tiempo. Así es como llegó hace dos años “El Príncipe Mercante”, una compañía mercader que se convertiría en el quinto poder de la isla.